Las grandes farmacéuticas no toleran la competencia

...y también puede imponerlo a través de la UE, ergo con la ayuda del dinero de los contribuyentes [46]. Especialmente en previsión de otras posibles pandemias (basta pensar en el tratado de pandemia de la OMS en relación con la Enfermedad X), merece la pena echar un vistazo más de cerca a los mecanismos políticos subyacentes [47, 48, 49, 50]. Una y otra vez se suprimen remedios y métodos más eficaces en el marco de la autorización de la UE, de modo que la industria farmacéutica sigue necesitando medicamentos menos útiles. Esto ocurrió durante la pandemia de coronavirus, por ejemplo [51], pero también durante anteriores epidemias de gripe. Un buen ejemplo de ello es la planta medicinal Cistus incanus (jara)*.

Cistus incanus es eficaz contra la gripe [16] y la gripe aviar [17], entre otras, pero no inmuniza a los virus contra el principio activo [17]. Sin embargo, Cistus tuvo que luchar contra Tamiflu y Relenza como productos competidores para la gripe porcina y aviar. La eficacia de Relenza está en gran medida por explorar [18]. En el caso de Tamiflu, hubo indicios de interacciones y efectos secundarios  con escasa eficacia [19, 20].  El fármaco fue uno de los más vendidos de Roche en 2006 y se desarrolló con la ayuda de la Universidad de Monash, que cuenta con el patrocinio de la Fundación Bill y Melinda Gates, y la  gigante farmacéutico Gilead Sciences [19, 20, 26, 27, 28, 45]. Gilead Sciences, que comercializa el medicamento contra el coronavirus Remdesivir, había adquirido las empresas AstraZeneca y MYR Pharmaceuticals en el periodo previo a la pandemia [19, 21, 22]. Los beneficios de MYR habían aumentado rápidamente desde el inicio de la pandemia, al igual que los del fabricante de vacunas Biontech (véanse las figuras 1 y 2). La Universidad de Monash apoya la controvertida Agenda para el Desarrollo Sostenible [23, 24, 25, 41]. La Universidad de Monash también colabora con la Fundación Bill y Melinda Gates en el marco del Programa Mundial de Mosquitos, que también tiene acciones en grandes empresas farmacéuticas y obtuvo beneficios de la comercialización de las nuevas vacunas contra el coronavirus [26, 27, 28]. Por tanto, la universidad está estrechamente vinculada a los actores mundiales del sector farmacéutico. Por supuesto, a los fabricantes de vacunas les interesa que no haya competencia en el contexto de las interdependencias mencionadas. 

Se ha afirmado en repetidas ocasiones que las nuevas vacunas contra el coronavirus son indispensables porque no existen fármacos eficaces contra el coronavirus, pero esto no es cierto. Varios fármacos son eficaces contra los coronavirus o los síntomas asociados a una infección por coronavirus o pueden utilizarse para la prevención [29]. En un estudio del Instituto Fraunhofer de Leipzig, Cistus también mostró un efecto inhibidor sobre la replicación del SARS-CoV-2 in vitro [30], y los resultados sugieren que también se observará un efecto in vivo cuando se utilice en seres humanos reales [4, 43]. Así lo sugiere un estudio realizado por una consulta médica [42, 44].

Según el Reglamento sobre nuevos alimentos de la UE, las plantas y partes de plantas que se van a comercializar en la UE están sujetas a normativas especiales [31, 32]. Esto es cuestionable en la medida en que la UE, que se financia con el dinero de los contribuyentes de los Estados miembros, que  está sujeta a conflictos de intereses en diversos ámbitos [33, 34, 35], recibe por ello un grado de control muy elevado. Stella Kyriakides, que ya llamó la atención con declaraciones cuestionables sobre el procedimiento de autorización de las nuevas vacunas contra el coronavirus, preside la comisión que investiga este asunto: Kyriakides negó el importante y al mismo tiempo cuestionable papel de von der Leyen en la autorización, aunque actualmente hay procedimientos abiertos contra von der Leyen y la Comisión de la UE  [36. 37, 38]. Kyriakides participó activamente en las negociaciones de la UE sobre la compra de vacunas [39]. Por tanto, quienes pueden impedir la autorización de los remedios a base de plantas deciden al mismo tiempo la autorización de los productos farmacéuticos competidores. Por tanto, la revisión puede favorecer a las grandes empresas farmacéuticas. En el contexto de la autorización de insectos como nuevo alimento, por otra parte, la revisión se llevó a cabo con bastante ligereza; la única empresa que actualmente está autorizada a comercializar insectos en la UE, CricketOne, también procede del entorno globalista bien conectado internacionalmente [40]. Por tanto, el Reglamento sobre nuevos alimentos aplicado con la ayuda del dinero de los contribuyentes no favorece los intereses de los consumidores, sino los de quienes ya están ganando mucho dinero. Especialmente en vista de la posibilidad de nuevas pandemias, esto da que pensar. No iría en interés de los contribuyentes que, ante una enfermedad grave, se favoreciera a los productos farmacéuticos menos eficaces en detrimento de las plantas medicinales más eficaces por razones de beneficio.